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Raquel Piedrabuena inaugura hoy la muestra “Antología de una Pasión”, con la que recorre 30 años de actividad artística

La destacada artista plástica riotercerense Raquel Piedrabuena inaugurará hoy su muestra “Antología de una Pasión”, conformada por 30 obras con las que recorre tres décadas dedicados a las artes plásticas. SIGUE ABAJO

La inauguración será hoy jueves, a las 20, en el Museo Enrique Gandolfo, la invitación es abierta a toda la comunidad y se la podrá visitar hasta febrero del próximo año. SIGUE ABAJO

Sobre esta muestra, la licenciada Fernanda Juárez, describió:
El recorrido por la obra de Raquel Piedrabuena, a través de 30 años de actividad, revela el perfil de una artista incansable que ha combinado -de manera extraordinaria- la técnica, la disciplina y el impulso vital por reflejar el mundo que la rodea. Vistos en conjunto, cada uno de los períodos que abarcan su obra, permiten reconocer un continuum de obsesiones: las formas caprichosas de la vida, la conexión con la naturaleza y una sensibilidad manifiesta ante la injusticia y el drama social. SIGUE ABAJO

Piedrabuena es una artista de las paradojas: control y desmesura conviven en su obra en una tensión imposible de explicar. La abeja reina de las artes visuales -lo sabemos- habla el lenguaje de las flores, de las mariposas y las aves. Y así como ella conoce el secreto de las puntillas, los espejos y los fractales, también es capaz de registrar -con oído absoluto- el pulso de las luchas históricas que movilizan a la ciudad. SIGUE ABAJO

LA CREACIÓN INCESANTE
La trayectoria de Raquel Piedrabuena se inscribe en un linaje familiar que, al combinarse con su propia vocación, produjo la fórmula combustible que mantiene -hasta el presente- las brasas ardientes en la Escuela de Bellas Artes Lino Spilimbergo, su segundo hogar. Como creadora de un universo imaginario y de las reglas que lo gobiernan, Piedrabuena reconoce que la vida de una artista -al igual que la luna- se divide en dos caras. Una gratificante -el pintor en su mundo puede experimentar las mieles de la libertad absoluta- y otra de sacrificio, que representa la lucha interminable por el dominio de la técnica, o sea, por adquirir las destrezas necesarias para alcanzar las formas imposibles que acechan la mente atribulada de quien se asuma como un creador incesante. SIGUE ABAJO

HUELLAS VISUALES DEL DESTAPE
Quizás por entender que el sentido de la vida y el de la obra del artista no pueden escindirse, Raquel Piedrabuena decidió cruzar el vallado que prohibía la entrada a la “zona roja” -tras las explosiones de la Fábrica Militar de Río Tercero, en 1995- y recorrer, con traje de cronista, el lugar devastado, apenas ocurrida la tragedia. SIGUE ABAJO

Eligió una casa que había recibido el impacto de los proyectiles y con ojo de halcón reparó en las sugestivas formas de una grieta en la pared. Piedrabuena retuvo la imagen con actitud fotográfica y, a partir de ese primer relámpago, transcribió en el papel las huellas visuales de aquel desastre. SIGUE ABAJO

La serie de las explosiones se completa con una obra concebida en cada aniversario de la tragedia -con formato afiche de denuncia y la iconografía del poder como recurso estético- que traduce en imágenes los avatares de esa causa judicial extraviada en un siniestro laberinto de engaños, falsedades y sombras. SIGUE ABAJO

LA LÍNEA GENERADORA
Además del interés por la pintura social, las búsquedas de Raquel Piedrabuena alumbran otra clave interpretativa: el cruce entre lo numérico y la naturaleza. La repetición -o mejor, la generación de imágenes a partir de fórmulas matemáticas- es otro aspecto fundamental del método que la artista reprodujo para concebir sus obras. SIGUE ABAJO

Su interés por la pintura generativa surge de un encuentro casual con Eduardo Moisset de Espanés, uno de los primeros artistas en Argentina en investigar la geometría de base numérica aplicada al arte. Cuando Raquel vio sus trabajos en Córdoba capital, al instante supo que eso era lo que quería para su vida. Después llegaría el tiempo de la reunión con el maestro, el intercambio y la elección de la línea cerrada generadora, que es la matriz principal de su producción. Al igual que ella, Moisset de Espanés es un precursor que –de haberse radicado en algunos de los grandes centros urbanos que concentran la actividad artística y detentan el monopolio del prestigio- quizás hubiera alcanzado un reconocimiento acorde al carácter innovador y la calidad notable de su trabajo. SIGUE ABAJO

MONTE ADENTRO
De ese manantial de base algorítmica brotarán curiosas formas geométricas que evocan, predominantemente, las estructuras del mundo vegetal y animal. Organizada en series con nombres conformados por una única palabra: “pájaros”, “efectos”, “plumas”, “espirales” o “alas”, esta etapa de la artista nos lleva hasta el lugar donde está ubicada su casa que es, al mismo tiempo, su espacio de trabajo. Tal vez por ello, el lenguaje visual y verbal que propone Piedrabuena, incluye todo tipo de referencias al ambiente natural: florcitas cosmos, calas, manzanillas, caracoles, calandrias, ramas, hojas, atardeceres. SIGUE ABAJO

Artista montaraz, capaz de combinar de manera prodigiosa los sueños y las figuras de la naturaleza, la pintora riotercerense registra -con rigurosidad formal y poética- momentos epifánicos de la vida salvaje. Como el beso de la libélula en un espejo de agua y la perfecta formación de círculos concéntricos. O los ojos curiosos de los loros escondidos en una maraña geométrica que hace las veces de nido. O esa pluma de perdiz que -fundida por el virtuosismo de las pinceladas- se vuelve copo de nieve e invita al espectador a explorar los misterios de una cueva iluminada. Una metáfora poderosa para evocar aquello que bien resume esta muestra antológica: el corazón encendido y palpitante -la llama eterna- en el interior de una verdadera artista.

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