Tania Bruno: se cumplen 29 años del asesinato de la niña de Hernando, conmovedor e impune
Foto: Tania fue asfixiada hasta la muerte y su mamá, Sandra Vignolo, la única imputada que tuvo el crimen. (Foto: captura TN).

Era pequeña cuando inexplicablemente la asesinaron en la ciudad de Hernando y toda la provincial y todo el país se conmovían. Si ese triste hecho de la tarde del domingo 16 de julio de 1995 no hubiera sucedido, Tania Soledad Bruno tendría hoy 37 años.

La niña tenía solo ocho años cuando alguien le quitó la vida en el interior de su propia casa, donde se encontraban su propia madre y el hermano menor de la víctima, de dos años.

Hoy, a 29 años de aquel triste suceso policial, el recuerdo de Tania Bruno aún estremece y aún quedan sin respuestas las preguntas de quién la mató y por qué, aunque no haya tenido ningún motivo para haberlo hecho.
Tras lo sucedido, a nivel judicial la causa tramitada en los Tribunales de Río Tercero cobró múltiples aristas.

Hubo un primer sospechoso detenido que recuperó rápidamente la libertad. Y luego, innumerables hipótesis que no hicieron más que enredar un caso que necesitaba una resolución urgente.
En análisis estuvieron el supuesto buen pasar económico de Paul Bruno, el padre de Tania, y una posible infidelidad matrimonial por parte de Sandra Vignolo, la mamá de la niña.

Sandra pasó a ser la principal sospechosa y tras ser juzgada recuperó la libertad por falta de pruebas.
Siempre se dijo que el caso tuvo una pésima investigación policial y eso llevó a que quedara impune.
A casi tres décadas del asesinato, poco se supo después de los padres de la niña. Sí se conoció que el año pasado el hermano mayor de Tania se quitó la vida en Hernando.

“Paul (Bruno) está en pareja, vive en Hernando, y viaja a la ciudad de Villa María donde continúa ejerciendo como parapsicólogo”, comentó a este Diario un periodista de Hernando, quien pidió reserva de sus datos filiatorios.

“Vive con su nueva pareja y con un chico. Hasta no hace mucho tiempo también vivió con su hijo mayor, el que llegó a la casa cuando Tania ya estaba muerta. Ese hijo, lamentablemente, se quitó la vida. Del otro hijo que tuvo con Sandra (Vignolo), el menor que tenía tres años cuando mataron a su hermanita, sinceramente acá en Hernando se desconoce su paradero. Y sobre el crimen de Tania, ya está todo cerrado, todo terminó siendo un verdadero monumento a la impunidad”, agregó la fuente periodística consultada.
Mediante un llamado telefónico, Diario Río Tercero puedo tomar contacto con la madre de Tania: “Les agradezco infinitamente por no olvidar lo que me ocurrió, pero no quiero hablar más, es como revolver todo lo que pasó. Además, hace un año y dos meses que mi hijo mayor decidió quitarse la vida. Más no me puede pasar”, dijo la mujer que no dio lugar a una consulta sobre la vida de su hijo menor.
Sandra Vignolo sigue viviendo en Almafuerte. Es empleada de la Municipalidad de esa ciudad y está casada con un expolicía que conoció cuando ella estaba detenida en la Comisaría de Río Tercero al aguardo de ser juzgada. Con ese exefectivo policial volvió a ser mamá.
EL CASO
En julio de 1995 el crimen de Tania conmocionó a toda la provincia Córdoba y a todo el país. Su mamá fue acusada de haberla matado. Con esa acusación un año después llegó a un juicio del que fue absuelta.
Misteriosamente, la pequeña Tania había sido asfixiada, mientras en el interior de la casa estaba su madre y su hijo menor.
El domingo 16 de julio de 1995 era un fin de semana como cualquier otro en Hernando y se jugaba una fecha de la Liga Regional Riotercerense de Fútbol.
Como en todo pueblo, la sirena de los bomberos puso a sus habitantes en alerta. Luego se conoció la trágica noticia. El heramano de Tania, cuatro años mayor que ella, la había encontrado asesinada en el interior de su casa.
Aquel día Fabricio Bruno, quien entonces tenía 12 años, regresó a su casa luego de haber estado en la casa de su abuela. En el interior se encontró con una escena dramática.
Contó que lo primero que vio al entrar a la vivienda fue a su hermanito Martín, de dos años, llorando sentado en el piso de la cocina. Al lado estaba tirada su mamá. Creyó que su mamá estaba buscando algo que se le hubiera caído al bebé.
Recién cuando se acercó notó que la madre tenía rastros de sangre en la cara y el cable del teléfono fijo alrededor del cuello. Sandra no reaccionaba porque estaba desmayada. Fabricio, en estado de shock, siguió al menor hasta la habitación matrimonial. Allí, de costado sobre la cama, vio a Tania como si estuviera dormida: ya estaba muerta.
Ese domingo a Tania la mataron entre las 15 y las 18. Quizá su mamá sea la única persona que conozca con certeza qué ocurrió en su casa esa fatídica tarde.
En ese momento su esposo y padre de sus tres hijos, Paul Domingo Bruno, periodista deportivo, se encontraba a pocas cuadras de la casa relatando un partido de la Liga Regional Riotercerense de Fútbol.
Después de varias idas y vueltas los forenses concluyeron que la víctima había sido asfixiada con una almohada, pero que la causa de la muerte fue por estrangulamiento con lazo. En otras palabras, mientras ella agonizaba, el asesino la ahorcó hasta matarla.
Ningún vecino escuchó ruido alguno, a pesar de la serenidad que tiene la siesta en Hernando.
Sandra se convirtió en una pieza clave para el avance de la investigación, ya que ella y su hijo de dos años habían estado en la escena del crimen y fueron los únicos testigos del hecho.
De acuerdo a su relato, los responsables del asesinato de Tania fueron dos hombres que llegaron a su casa argumentando buscar unos papeles que necesitaba su esposo Paul. Ambos tenían cubierta parte de la cara con bufandas, aseguró la mujer.
Ante la Justicia brindó una declaración por lo menos curiosa: “Los dos pelearon conmigo y trataron de hacer callar a Tania, que gritaba por lo que estaba pasando. ¡Pobrecita, era tan chiquita que se les fue la mano! Creo que no tenían intención de matarla”.
Posteriormente, la investigación judicial puso a la mujer bajo sospecha, y 17 meses después del asesinato fue juzgada en la Cámara del Crimen de los Tribunales de Río Tercero. Las audiencias comenzaron el 20 de diciembre de 1996, y tras varios días de juicio oral y público fue absuelta y recuperó la libertad.
“Con Tania tenía una relación muy especial. Pienso que por el hecho de no haberla visto muerta, ella pasó a ser mi sol sin edad; es el rayito de luz que me ilumina y me da la fuerza para estar hoy hablando con ustedes y haber pasado todo este tiempo”, declaró Vignolo a distintos medios de prensa luego de escuchar la sentencia que la favoreció.
En el fallo, los propios jueces hicieron referencia a las contradicciones surgidas de las declaraciones de los policías que intervinieron en la investigación con respecto al resguardo de la escena del crimen.
En el juicio y al dar a conocer su alegato, el exfiscal de Cámara Moisés Yona habló de las dudas que, a su entender, lo llevaron a sostener que la imputada era ajena a la muerte de su hija, pero dijo que hubo “un pacto de silencio entre los padres, que comenzó luego del crimen”.
Los efectivos policiales de la exUnidad Regional 7 de la Policía de la Provincia de Córdoba (ahora Unidad Regional Departamental Tercero Arriba) y el exjuez de Instrucción que investigó el crimen, Fernando Morales, trabajaron firmemente en la hipótesis del crimen pasional, descuidando otros detalles de la pesquisa y cometieron varias desprolijidades. Yona acusó a la Policía por falta de experiencia para realizar la tarea investigativa.
Así, el exfiscal pidió la absolución de Vignolo, a la que luego adhirió el abogado defensor Carlos Ríos, y finalmente los camaristas Omar Borgna, José Luis Clemente y Félix Pértile la dejaron en libertad por “falta de pruebas” en su contra.
Después del crimen y el juicio, los padres Tania se separaron.