Sara Medeot cumplió 103 años y los festejó divirtiéndose metida en la pileta junto a toda su familia

«Traete la malla nona Sara, que festejamos en la pileta», le propusieron sus nietos a Sara Medeot, vecina de Río Tercero que este domingo 29 de diciembre cumplió 103 años.
Dueña de una vitalidad envidiable a su edad, Sara aceptó la invitación y luego con gusto se metió a la pileta y se divirtió usando flotadores tubo.

Sara se está recuperando de una dolencia en una pierna, pero ya en estos días se volverá a subir a la bicicleta fija, actividad que realiza a diario al igual que caminatas por los alrededores de su casa, ayudándose con un andador para prevenir alguna caída.



Sara tiene cuatro hijos, dos mujeres y dos varones; 9 nietos, ocho mujeres y un varón y tres bisnietos, dos mujeres y un varón.
Quedó viuda hace 41 años, cuando falleció su esposo Rodolfo «El Gordo» Pereyra, un conocido relojero que tenía su local en la segunda cuadra de calle Libertad.

La Nona Sara, como le dicen sus nietos, vive en la calle Alberdi, en el centro de la ciudad, al frente de la Municipalidad, por donde se la puede ver caminando.
Por allí pasó a buscarla uno de sus hijos para llevarla a la casa de la nieta en la que festejaron su cumpleaños.

Sara había sido noticia en este Diario en noviembre de 2023 cuando con 101 años fue a votar para las presidenciales. Ella quiso ir a votar, aún cuando después de los 70 años no es obligatorio hacerlo en la Argentina.
La motivó depositar su sobre en la urna porque se interesa por los asuntos del país, se mantiene actualizada y también usa Facebook, red social que le permitió ponerse en contacto con familiares que tiene en Italia, entre otros.

Los padres de Sara tuvieron 13 hijos, de los cuales viven tres: ella; Héctor Medeot, radicado en Río Tercero y una mujer que vive en Córdoba Capital.
Sara nació en Coronel Moldes, a unos 50 kilómetros al sur de Río Cuarto, el 29 de diciembre de 1921, y de jovencita con sus padres y hermanos se radicó en Río Tercero, cuando esta ciudad captaba inmigrantes de todo el país por las fuentes laborales que generaba la instalación de la Fábrica Militar.
Su primera casa familiar fue la antigua y pintoresca casona en la que actualmente funciona el Concejo Deliberante de Río Tercero, en Alberdi y 25 de Mayo.
De joven trabajó como costurera en una histórica tienda de la ciudad, ‘‘La Maravilla’’, cerrada ya hace varias décadas. Luego se dedicó a ser ama de casa.