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Sanar heridas

OPINIÓN: POR EL ABOGADO RODOLFO LEMOS ANGULO

RODOLFO LEMOS ANGULO

Cuando una nación sufre una decadencia clara y sostenida en el tiempo, definitivamente sus habitantes dicen “todo pasado fue mejor”, porque decadencia significa justamente eso: que el pasado ha sido mejor que el presente.
En la medida en que las enfermedades que arrastra nuestro cuerpo social son patologías que en buena parte dependen de nuestro libre albedrío, es verdad también que “todo futuro puede ser mejor”, y es cierto que hoy es “el primer día del resto de nuestra vida”. SIGUE ABAJO

Pero hay decisiones que deberemos tomar, un plan de trabajo que redactar, y sobre todo, hay un trabajo sostenido y coherente en el tiempo, que debe hacerse sin pausas. Es falso que estamos tan mal que en el futuro necesariamente “estemos condenados al éxito”, porque si algo nos demuestra una decadencia de 100 años, es lo siguiente: siempre que estamos en el camino de una decadencia sostenida, el futuro puede ser peor que el presente. No hay piso. SIGUE ABAJO

Nuestra Argentina viene sumando año tras año nuevas frustraciones y fracasos. Esta crisis del Covid-19 es la primera crisis exógena, claramente impuesta a nuestro país por una tragedia gestada fuera de nuestras fronteras. A diferencia de otras naciones, nuestra Argentina no ha tenido que afrontar guerras totales, bombardeos aéreos, terremotos, huracanes o tsunamis devastadores.
No puedo, en cambio, decir con total verdad, que jamás hemos tenido una situación como fue la guerra civil de los Estados Unidos o la guerra civil española. Porque justamente estoy convencido de que Argentina viene (entre otros problemas) arrastrando una guerra fría interna, una suerte de guerra civil de baja intensidad. SIGUE ABAJO

Momentos con combate real: el bombardeo de Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 (y la quema de iglesias y templos católicos esa misma noche como represalia), el fusilamiento del General Valle en 1956, los enfrentamientos de azules y colorados, el Cordobazo y la subversión de los setenta, la Triple A y el terrorismo de estado. La actitud de fácil justificación de la violencia para resolver problemas complicados en lo interno, nos llevó a justificar también fácilmente el uso de la violencia hacia el exterior y casi fuimos a una guerra contra Chile (1978) y sí fuimos a una guerra breve contra Gran Bretaña (1982). SIGUE ABAJO

Con la democracia y Alfonsín, desde 1983 casi siempre predominó la violencia simbólica. Ya fue un progreso. Pero esta violencia simbólica se mantiene bien vigente y bien alimentada.
El marxismo necesita un pueblo con odio continuo, para que combata. Y así como las brasas muy rápidamente pueden convertirse en fuego encendido, así la violencia simbólica precede a la violencia real. Y si mantenemos encendidos los “viejos odios” en forma de violencia simbólica, indirectamente estamos alimentando la violencia real. Y ninguna nación puede vivir 50 o 100 años con la continua aprensión de que “esto en cualquier momento termina mal”. SIGUE ABAJO

A mi juicio, solamente una seguidilla de hechos exitosos nuevos, logros colectivos genuinos, que nos engloben a todos pueden permitir que vayan cerrándose heridas sangrantes y dolorosas del pasado. Porque cuando todos hablamos con alegría de logros nuevos, dejamos de mirarnos buscando culpables de frustraciones, con acusaciones cruzadas de sueños rotos.

Rodolfo Lemos Angulo

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