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Perón y el terrorismo de estado

RODOLFO LEMOS

OPINIÓN – POR RODOLFO LEMOS

Una viñeta de humor político (publicada por Riva en Cascabel en 1946) muestra a Perón caminando entre dos caminos que se bifurcan, con un pie en cada uno. Quijano, le dice: “Por ahora vas bien; pero a medida que avances, te va a resultar más difícil…”. SIGUE ABAJO

Los dos senderos tienen carteles que indican “democracia” y “dictadura”. Entre 1946 y 1955, el régimen político peronista se convirtió en una democracia muy disminuída, o en una dictadura blanda. Es sintomático que Perón invite al 17 de Octubre de 1954 nada menos que a Tacho Somoza, o condecorara a Stroessner, o se refugiara con Franco. SIGUE ABAJO

Setenta años después, líderes democráticos proclaman sus afinidades con regímenes como China, Rusia o Venezuela. O Nicaragua, Cuba e Irán. Las democracias no admiran dictaduras. En 1955, en medio del tardío llamado al “diálogo político” (después de la quema de la bandera argentina, el nefasto bombardeo de Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, y la profanación e incendio de una docena de templos católicos) Perón dice el 5 de Julio de 1955: “Nosotros provenimos de una revolución (…) Los movimientos revolucionarios dan algunos derechos que no otorga la acción política. (…). Para cumplir nuestros objetivos hemos recurrido a los medios que hemos debido recurrir. No negamos nosotros que hayamos restringido algunas libertades (…) A nosotros nos han matado mucha gente, pero nosotros no hemos muerto a nadie”. SIGUE ABAJO

¿Restringido “algunas” libertades? Para 1955 se imponía la unanimidad política, hasta para niños argentinos desde los 6 años de edad. La frase final de Perón muestra su idea de superioridad moral: “A nosotros nos han matado mucha gente, pero nosotros no hemos muerto a nadie”. SIGUE ABAJO

Setenta años después, Cristina repitió la misma idea en el juicio penal de Vialidad. Al peronismo lo bombardearon en 1955 y lo desaparecieron en 1976, pero el peronismo jamás actuó de ese modo. Es falso. En relación al bombardeo, el número de bombas de atentados terroristas de los Montoneros, “soldados de Perón”, en los setenta alcanzó cifras tan altas, que implican un verdadero “bombardeo”, primero contra no peronistas y desde 1974, ese bombardeo incluyó a la derecha sindical peronista. SIGUE ABAJO

A su vez, debemos computar las bombas peronistas de la Triple A contra “los infiltrados” de la izquierda peronista y opositores como Solari Yrigoyen.
En relación a las torturas, tenemos el “caso Bravo” y a Félix Luna, historiador radical. Picana eléctrica. O Cipriano Reyes, uno de los hacedores del primer 17 de octubre, luego opositor a Perón, torturado con picana. SIGUE ABAJO

En relación a la desaparición de personas: el “león herbívoro” que venía a “reconciliar a los argentinos”, dejó diseñado el terrorismo de estado de la Triple A, modelo y maquinaria de lucha ilegal antisubversiva que luego amplificó y perfeccionó la dictadura sangrienta desde 1976. SIGUE ABAJO

El proceso psicológico de negación peronista adjudica esa ideación oscura y compleja, al limitado cerebro de López Rega, todo sin conocimiento del herbívoro Perón. ¿Idea propia de Lopecito? En las demás cuestiones, López Rega nunca se mostró creativo, ni pestañeaba sin permiso de Perón. “Hace falta un somatén” dijo Perón. El dolor para un peronista de imaginar la posibilidad de Perón creando la primera versión de la maquinaria represiva más inhumana y oscura de la historia argentina, es demasiado siniestro y genera la negación de la realidad, para mantener el amor peronista. Recomiendo leer “Estados de Negación” del sociólogo Stanley Cohen. SIGUE ABAJO

Me resulta doloroso adjudicar al peronismo el primer desaparecido político en Argentina. Sin embargo, veamos un caso paradigmático de tortura seguida de muerte y desaparición del cuerpo del opositor político: el médico Juan Ingallinella, comunista, 42 años, casado, con una hija, que en su casa en Rosario tenía su propio consultorio. Torturado con picana eléctrica hasta la muerte (18 de junio de 1955), la policía hizo desaparecer su cuerpo, hasta hoy. Ante gestiones desesperadas de su esposa, el ministro de Gobierno de Santa Fe reconoció que el médico “habría fallecido a consecuencia de un síncope cardíaco durante el interrogatorio en que era violentado” en sede policial. SIGUE ABAJO

En el 2010, el desaparecido Ingallinella fue declarado “ciudadano ilustre post-mortem” de la ciudad de Rosario. Una plaza lleva su nombre.
¿En serio, y sin hipocresías, Cristina cree que el peronismo nunca bombardeó ni torturó con picana ni hizo desaparecer a nadie? Enrique Santos Discépolo decía: “No Mordisquito, a mí no me la contás”. Digamos Nunca Más al Gaslighting, nunca más a que nos tomen la historia de todos.
Y les recuerdo que la inicua ley del aborto de diciembre de 2020 debe ser derogada.

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