Hace 10 años, un puma recorrió calles de la ciudad sin ser visto y fue encontrado en pleno centro

Río Tercero tiene historias particulares con los pumas, como quizá, siendo bien pensado, ocurran en otras poblaciones rodeadas por campos sembrados en los que pueden escasear los alimentos para estos felinos carnívoros que se alimentan de pequeños animales.

Siendo mal pensados, pero quizá más coherentes con la realidad, pueden ser historias de pumas que fueron víctimas del mascotismo ilegal o del tráfico de fauna.

Hace tres días, el jueves 27 de febrero de 2025, un cachorro de puma apareció en una vivienda de barrio Monte Grande. El pequeño animal fue llevado a la reserva Tatú Carreta, en el Valle de Punilla. Y hace dos, hubo quienes dijeron haber visto a un puma recorriendo las calles de la ciudad. Hasta ahora se lo busca.
Aunque pueda parecer extraño que un puma ande por la ciudad, hace casi 10 años, en noviembre de 2015, se sospechó que en la ciudad andaba un puma.
En la madrugada del viernes 13 de noviembre de 2015 la policía local observó la vidriera rota de una agencia de venta de autos ubicada en Avenida Illía 250 de barrio Cabero.

Cuando el propietario de la agencia, Damián Rama, llegó al lugar, notó que no había faltantes en el negocio que apenas 10 días antes había inaugurado.
Sí notó huellas en distintas partes del salón. «La oficina y el baño eran un gran desorden; había huellas de sangre de un felino grande por todos lados y olor a sangre», relató entonces con enfado por la mala fortuna que había tenido.

Por todo el negocio había huellas de un animal. Por la forma y por el tamaño, se descartaba que fueran de un perro. Se pensaba que se trataba de un puma que se podría haber escapado de algún lugar en el que había estado en cautiverio.
Durante ese viernes, vecinos de barrio Cabero observaron manchas de sangre que, en apariencia, dejaba un animal herido. Pero nadie lo vio.

Sí hubo alguien que se lo encontró cara a cara. El sábado 14, a las 8 de la mañana, una mujer salió despavorida de su casa avisando que tenía «un monstruo» en el interior de su lavadero, donde entró a buscar una escoba para salir a barrer la vereda.
Quienes se atrevieron a ingresar al lavadero de esa vivienda, ubicada en Uruguay 234, entre Belgrano y las Heras barrio Las Flores, un sector pegado al centro de la ciudad, no dudaron: era un puma.
Cómo el animal logró meterse en el lavadero de esa casa, nadie lo sabe. Desde esa vivienda céntrica hasta la agencia de autos con la vidriera rota hay 15 cuadras, pero nadie vio al felino, ni de día ni de noche, hacer ese recorrido.
Sebastián López, de Policía Ambiental de la Provincia de la Provincia, dijo que se trababa de un cachorro de puma de unos 20 kilos. Un puma macho adulto pesa en promedio unos 60 kilos y las hembras adultas unos 40 kilos.
Quienes retiraron ese puma del lavadero de la casa fueron Gerardo Denipotti, entonces empleado en una veterinaria local, y Karina Maschio, responsable de la reserva Pumakawa, en Villa Rumipal.
Finalmente, el animal fue llevado en buen estado a la reserva Tatú Carreta, en el Valle de Punilla.