destacadaLocalesOpinion

Falta de educación cívica

Por Iñigo Azurza – Nota II

Enrique Tierno Galván – Acciones de un alcalde ejemplo como administrador de una ciudad

Tal como prometí en la nota I, continúo hoy con los Bandos emitidos para ordenar la ciudad del primer alcalde democrático de Madrid luego del franquismo, don Enrique Tierno Galván.
En sus años de gobierno (1979-1986) demostró que administrando con la cabeza puesta en su función, con trabajo, educación, persuasión y empeño es posible producir cambios importantes en una ciudad.
También controlando que se cumplan las ordenanzas y aplicando las sanciones pertinentes.
Sugiero leer en la nota I, los antecedentes de Enrique Tierno Galván, que de manera más resumida repetimos aquí:
Doctor en Derecho, doctor en Filosofía y Letras, catedrático de Derecho Político desde 1948 hasta 1953 en la Universidad de Murcia, y desde 1953 hasta 1965 en la Universidad de Salamanca. Fue en esta última donde aglutinó un núcleo de profesores y estudiantes, algunos de los cuales -como Raúl Morodo, Pablo Lucas o Fernando Morán- pasaron de discípulos a colaboradores políticos. Se le conocía también como el “Viejo Profesor”, alusión cariñosa con la que se le había bautizado.
BANDO:
Madrileños:
“Una de las mayores preocupaciones que atosigan a esta Alcaldía es la falta de educación cívica. Hay algunos madrileños que no tienen conciencia clara de que convivir significa tener respeto a la ciudad y a quienes viven en ella.
“Merece especial mención, en cuanto a la educación cívica se refiere, el tema de la limpieza urbana: la falta de respeto mutuo, en algún sector del pueblo madrileño, está dejando la ciudad fea, triste y sucia. Aumentar la limpieza de Madrid es un quehacer de todos, y también lo es que cada uno de nosotros se convierta en censor de los demás, advirtiéndoles que no ensucien o dañen. Nada conseguirá la Alcaldía en ese aspecto si no cuenta con sus convecinos.
En relación con lo antes dicho, recuerdo la obligación que tienen los propietarios de fincas urbanas de mantener limpias las aceras (veredas) a lo largo de las fachadas. Igualmente deben obedecerse las normas respecto a cómo han de presentarse las basuras para su recogida. Ha de hacerse en bolsas cerradas y dentro de recipientes, que están por su precio, al alcance de todos los vecinos. Los domingos no debe sacarse la basuras (en Río III los sábados), pues no habiendo servicio de recolección, producen inconcebible suciedad.
Nada disculpa una desidia que puede llevar a dañar la salud pública. No se olvide que no deben colocarse las bolsas en recipientes que contienen a las basuras, antes de una hora del paso del vehículo que las recoge, cuando la recogida se hace durante el día, ni antes de las diez de la noche, cuando sea nocturna.
El descuido en el cumplimiento de esta norma hace que los madrileños tengan que salir de sus casas, o ir al trabajo, entre los residuos y malos olores, testimonio de falta de responsabilidad y buena crianza.
Téngase presente, además, por parte de los propietarios de industrias, galerías de alimentación, mercados, etcétera, que está prohibido sacar los residuos que resulten de estas actividades a la calle y que deben estar depositados en locales, aderezados para ese fin y en recipientes que reúnan la condiciones que la Ley exige.
Advierto también a los convecinos que quien sea propietario de un animal doméstico debe cuidarlo, para que la satisfacción de su compañía no implique molestias a nadie.
Recuerdo, por último, que Madrid cuenta con más de 40.000 papeleras, que se utilizan poco, observándose en torno a ellas y a los ceniceros que la acompañan hay más residuos que en el resto de la calle.
Como alcalde acudo a los vecinos de la Villa y Corte de Madrid pidiéndoles ayuda, tanto para que cumplan lo que la buena crianza y la educación cívica requieren, como para que inciten a que lo hagan quienes no cumplen como deben. Todos debemos contribuir, en nuestro cotidiano vivir, en el círculo de nuestros conocidos, amigos, familiares y, en general, convecinos, para que Madrid se convierta en una ciudad limpia y tranquila.
El alcalde agradece la buena voluntad y ayuda de todos”.
Madrid, 10 de octubre de 1979.

Quien haya conocido la ciudad de Madrid en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, podrán constatar el cambio profundo logrado en la ciudad actual. En general había una conducta antisocial preocupante, quizás explicada sociológicamente por ser un pueblo que perdió la guerra civil y así sometido a una dictadura retardataria por casi 40 años.
Continuaremos la semana próxima.

Iñigo Azurza.
Febrero de 2022.
Próxima Nota: Ruidos Molestos y el control.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *