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En 1937 moría el Cabeza Colorada, entrañable guitarrista y cantor cordobés, amigo de Carlos Gardel

El 13 de octubre de 1937 fallecía en Córdoba, a la edad de 46 años, José María Llanes «Cabeza Colorada», guitarrista y cantor, personaje de antología de la Córdoba bohemia y orillera de la época en que vivió.


El Cabeza Colorada fue un reconocido cantor y guitarrero de la Córdoba de fines del siglo XIX. Nacido como José María Llanes, el 4 de diciembre de 1890, en la zona de barrio Observatorio, acumuló tantos sobrenombres como anécdotas.


Cara de molde de hacer municiones (por las picaduras de viruela en su rostro), Ojo de puñalada en tomate, Tizón del infierno, eran algunos de los apodos que incluso él se ponía, según supo reseñar el periodista y escritor Azor Grimaut.


Algunas de sus anécdotas más resonantes tienen que ver con Carlos Gardel, con quien había forjado una gran amistad. Cuando el Zorzal Criollo actuaba en Córdoba, la casa del Cabeza Colorada, en la zona de El Abrojal, era cita obligada para comer un asado.


Una vez, cuando el Cabeza ya había formado pareja, lo hallaron muy apesadumbrado en un boliche. Como esto no era natural en él, un amigo se le aproximó para inquirirle qué le ocurría. Entonces le dijo que su mujer lo había abandonado y que él sufría mucho. ¿Por qué? Le preguntó el amigo, ¿la querés aún? No, lo que pasa es que desde que ella se fue no me puedo sacar los zapatos y me duelen mucho los pies.


Hay que recordar que Cabeza era un hombre de por lo menos 140 kilos de peso y le era muy difícil agacharse.
Tenía una voz aflautada y muy potente y ya a los 10 años se le solía escuchar en algunos guitarreadas familiares o del vecindario, a las que escapaba sin el consentimiento de sus padres.


EL CABEZA Y GARDEL
Cuando Gardel venía a Córdoba, paraba en el lujoso y ya desaparecido Bristol Hotel (que estaba en calles 9 de Julio y Rivera Indarte), y después de actuar en el centro de la docta se trasladaba en tranvía hasta El Abrojal, a la mismísima casa del Cabeza Colorada, donde lo esperaba junto con Ciriaco y otros artistas y personajes de localía cordobesa, un jugoso y bien regado asado (tan criollo como El Zorzal) para compartir entre los amigos.
Suponemos, que Carlos Gardel no llegaba a El Abrojal vestido de smoking, precisamente.
Muchos cordobeses recuerdan esta anécdota: en una ocasión El Cabeza cantó en presencia de Gardel, y al finalizar su actuación, El Zorzal lo felicitó por la forma de interpretar el tango, a lo que El Cabeza Colorada respondió: Gracias don Carlos, usted tampoco desentona.
Este entrañable personaje murió el 13 de octubre de 1937 en la miseria. Según publicó La Voz del Interior el 14 de octubre de 1937, un fiel amigo del cantor, conocido como Cordero, quien había acudido días antes al diario con el fin de pedir ayuda para comprar medicamentos y comida para el convaleciente Cabeza.

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