El escritor y guerrillero Francisco «Paco» Urondo dijo que había tomado cianuro; lo asesinaron

El 17 de junio de 1976 murió asesinado por las fuerzas represivas de la dictadura en Mendoza el escritor, periodista y poeta Francisco “Paco” Urondo.

Fue colaborador de La Opinión, Crisis, Noticias y Eco Contemporáneo, y autor de Historia Antigua, Breves, Lugares, Del otro lado, Nombres y Poemas póstumos.

Escribió el ensayo “La patria fusilada”, con entrevistas a los sobrevivientes de la masacre de Trelew. Militó en las FAR y en Montoneros. Fue director general de Cultura de la Provincia de Santa Fe, director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Fue uno de los autores más relevantes de la cultura argentina de la década del sesenta, escribió una novela, dos libros de cuentos, obras teatrales, guiones cinematográficos y nueve poemarios, donde estableció una unión entre la poesía y la política.

En 1973, después de compartir cárcel con los sobrevivientes de la Masacre de Trelew, a quienes entrevistó, publicó la novela de testimonio La patria fusilada, sobre ese suceso. Falleció en 1976 a causa de un enfrentamiento armado, cuando tenía 46 años.

Francisco Urondo había nacido el 10 de enero de 1930 en la ciudad de Santa Fe, Argentina.
A comienzos de los años cincuenta, la revista Poesía Buenos Aires publicó algunos de sus poemas. En esa década, además, editó sus primeros poemarios, La Perichole (1954), Historia antigua (1956), Dos poemas (1958), Breves (1959) y Lugares (1961), que, a pesar de estar influenciados por la poesía de autores como Oliverio Girondo y Juan L. Ortiz, ya comenzaban su exploración por la síntesis poética entre militancia política y vanguardia estética que sería característica de su obra.
En 1957, fue nombrado director de Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional del Litoral. En 1958, el entonces gobernador de Santa Fe, Carlos Sylvestre Begnis, lo designó director general de Cultura de la provincia.
El 17 de junio del año 1976, en Mendoza, Urondo se encontraba de camino a una reunión de control guerrillera junto a su pareja, Alicia Raboy, su hija de 11 meses, Ángela, y Renée «La Turca» Ahualli, una compañera de militancia, cuando fue emboscado por un comando policial de las fuerzas militares de la dictadura.
Urondo no quería volver a la irrealidad de las rejas. Ante ese infierno ensordecedor frenó y fue muy directo.
-Me tomé “la pastilla” y me siento mal. Váyanse.
Tan pequeña como letal, la píldora de cianuro de potasio era algo que llevaban los miembros de Montoneros para evitarse tanto las torturas como brindar información sensible de los movimientos de otros guerrilleros. Sabían que, hablaran o no, tras los tormentos llegaba la desaparición forzada o un “enfrentamiento” fraguado.
En el 2011, los policías implicados en su muerte y la de otras 23 personas fueron condenados. La pena máxima recayó sobre el excomisario inspector Juan Agustín Oyarzábal, el exoficial inspector Eduardo Smahá Borzuk, el exsubcomisario Alberto Rodríguez Vázquez y el exsargento Celustiano Lucero. El exteniente Dardo Migno, por su parte, recibió 12 años de cárcel.
Durante el juicio, fue posible determinar que el escritor no se suicidó con una pastilla de cianuro, sino que falleció a causa del hundimiento de cráneo provocado por el golpe con la culata de un arma que le propinó el policía Celustiano Lucero.
Gracias por traer a la memoria a Paco Urondo, ejemplo de lucha y resistencia; que son enseñanzas que ha dejado, para seguir en estos tiempos donde se repite la historia.