destacadaLocalesProvinciales

A 90 años del asesinato de «La Ramonita», para que no fuera de otro

EFEMÉRIDES – POR JORGE ALACEVICH

El 10 de mayo de 1934 el cuerpo de Ramona Viviana Moreno era hallado sin vida a orillas del arroyo La Cañada, en la zona de Pueblo Nuevo, actual barrio Güemes de la capital provincial.
Bautizada popularmente como “La Ramonita”, pasó a ser una figura de culto a quien se le adjudicaban hechos milagrosos.


Ramonita Moreno fue asesinada el 10 de mayo de 1934. Se dice que fue el primer femicidio del siglo 20 en Córdoba. La violencia con la que le arrebataron la vida encendió un culto popular que aún perdura.
“Fue estrangulada una mujer”


El viernes 11 de mayo de 1934 el diario La Voz publicaba el caso que conmocionó a la ciudad de Córdoba el siglo pasado. “Fue estrangulada una mujer”, fue el título de la crónica policial de la época.
Raimundo Telésforo Morales, amante de la joven, la mató “para que no fuera de otro”. El cadáver apareció el 10 de mayo en el fondo de un barranco al final de la calle Mariano Moreno.


Rodeado de policías y bajo la mirada de decenas de vecinos apiñados sobre el barranco, el cuerpo siguió recubierto de greda hasta que por fin llegó el juez y dio la orden de destaparlo. Apenas lo limpiaron, un agente la reconoció.
Era Ramonita Moreno, una muchacha bonita que se había criado cerca de ahí; sus padres aún vivían en la casa de Expedición y la Calle 11, hoy Bella Vista.


Tenía 25 años y se había mostrado como una jovencita mesurada hasta que, a los 20 años, se casó con Juan Yañiz. A partir de ahí comenzó a soltar una personalidad más libertina que hogareña; por eso su marido renunció a seguir con ella y se marchó. Su madre decía de ella que era una chica de “mala cabeza”. Así, sola, sin familia ni esposo, Ramonita se empleó como mucama.


Sus padres la vieron por última vez el 9 de mayo, cuando ella fue a la casa a buscar algunas ropas y a despedirse, ya que, según les contó, se marcharía a trabajar a Buenos Aires. Su madre aprovechó a reclamarle unos discos de la familia que ella había prestado y Ramonita dijo que los tenía Raimundo, pero que no se preocuparan porque minutos después se encontraría con él. Y a las 19 la vieron marchar hacia la calle Bolívar, donde abordaría el tranvía de la línea 8.
La Policía sospechó primero de Yañiz, su exmarido, pero apenas lo interrogaron entendieron que el hombre no tenía ni el carácter ni el rencor suficiente. Luego, cotejados los testimonios, se pusieron en camino a Ituzaingó 629 con la firme intuición de que la pista era noble. Ya tuvieron la certeza cuando una vecina les contó que esa mañana, como nunca, lo había visto a Raymundo Telésforo Morales limpiando su habitación alquilada en una pensión. Entraron al cuarto y encontraron al sospechoso tirado en la cama. Estaba sereno, como si al fin se hubiera quitado de encima el peor de sus fantasmas: ya no tendría a Ramona, pero tampoco sería de otro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *