Mi Esperanza Año 2022
POR EL ABOGADO RODOLFO LEMOS
El año 2022 puede ser el año del renacer. El año en que los argentinos nos demos cuenta de que los malos políticos sólo tienen el poder que nosotros les damos con nuestro voto.
El año de tomar conciencia de lo que hicimos con tres décadas de libertad democrática. El año en que hagamos un gran acuerdo para dejar atrás la pobreza que golpea a la mitad de los argentinos. El año en que deroguemos el aborto libre que ya mató a miles de argentinos inocentes en el vientre de su madre. El año en que enfrentemos unidos al Covid-19.
El año en el que los políticos ladrones de dinero y ladrones de sueños, sean enjuiciados y castigados. El año en que terminemos de pasar la gorra de la mendicidad de los eternos préstamos y vivamos con lo nuestro. El año en que deroguemos la canallada de las jubilaciones de privilegio, para que todos seamos tratados de modo más igualitario. El año en que Argentina recupere su liderazgo en materia de derechos humanos, condenando al país o gobierno infractor, se llame como se llame, sea de derecha o de izquierda. El año en que termine el adoctrinamiento en las escuelas y el uso instrumental de la historia de la Patria. El año en que se vea que surge una nueva y mejor dirigencia, más cristiana y menos mundana.
Sabemos cómo usan su liderazgo los poderosos del mundo. La definición cristiana de dirigente, es bien diferente: “El mayor entre ustedes sea servidor de todos”. Servidor (facilitador, auxiliador) de todos (sin discriminaciones ni divisiones).
Se nos otorga el año 2022 como una hoja en blanco, en la que podemos escribir todos estos sueños y buenos propósitos, para luego transformarlos en realidades. O también, podemos hacer del año 2022 un año más o menos similar a todos los demás años de las últimas tres décadas. Un año más, casi idéntico al anterior, que profundice la decadencia y la autodestrucción de nuestra Argentina.
De nosotros depende elegir el agua o el fuego. La decadencia oprime el cuello de nuestra Patria con el poder que nosotros le otorgamos, casi siempre por omisión o permisión. A veces también, por acción.
Aunque parezca infantil, lo debo decir: si cada uno da lo mejor de sí en su círculo, Argentina empieza a renacer.
Pasemos la voz de esperanza y que cada uno sea servidor de quienes lo rodean. Un liderazgo mundano o un liderazgo cristiano. Esa es la disyuntiva. Y esta posibilidad de elegir es mi esperanza para este 2022 que comienza. Con quienes tenemos un punto de encuentro en estas columnas, gracias por acompañarnos mutuamente, con alegrías y dolores similares. ¡¡Muy feliz año 2022!!
Rodolfo Lemos Angulo