Carta abierta de trabajadores despedidos de Petroquímica a la dueña de la empresa, Verónica Vara

A la propietaria de Petroquímica Río Tercero, señora Verónica Vara
Usted nos conoce y sabe que somos los que durante todos estos años acompañamos con nuestro esfuerzo el crecimiento de la empresa; juntos hicimos de Petroquímica un lugar de trabajo y progreso para nuestras familias y para la ciudad.

En representación de quienes fuimos parte de esta empresa, hoy sentimos la obligación moral de expresar lo que sentimos después de la decisión de despedir a 124 trabajadores y trabajadoras, sin indemnización, sin contención y sin el más mínimo reconocimiento por los años de esfuerzo y compromiso que dimos para sostener su compañía, la que siempre sentimos como propia y ahora nos duele sentirla ajena.

Detrás de cada número que se enuncia hay familias. Detrás de cada trabajador hay hijos, madres y padres, personas que ahora enfrentan la incertidumbre de no saber cómo llevar un plato de comida a su mesa, situación en la que jamás imaginamos estar. Su decisión no solo deja sin sustento a más de un centenar de hogares, sino que también vulnera derechos básicos y profundiza la angustia de un contexto económico ya de por sí adverso.

Con estupor escuchamos o leemos sobre la grave crisis que afronta la empresa; sin embargo, sabemos muy bien que Petroquímica en Evolución, como es su actual imagen empresarial, al pasar de Grupo Piero a Grupo Bitali, fabrica colchones Suavegom, Suavestar, Piero, Gany, Cannon y Rosen (productos que se vinculan con la actividad que nosotros hemos desarrollado), invirtiendo en negocios inmobiliarios como BLISS o desarrollos en Victoria (Tigre), conformando un escenario económico que no condice con la proclamada crisis terminal.

Nuestra situación sí es extrema. Tanto lo es que dos personas han perdido la vida a causa de la angustia que esta medida provocó. Dos muertes que son la expresión más cruel de la desesperación en la que quedaron quienes confiaron su presente y su futuro en la continuidad en esta empresa.

Quienes quedamos en la calle fuimos quienes sostuvimos la producción, quienes dejamos buena parte de nuestras vidas para que la empresa se convirtiera en lo que hasta hoy fue.
Usted decidió cortar de raíz ese esfuerzo colectivo sin ofrecer lo que por ley corresponde: una indemnización justa en tiempo y forma. Un acto que consideramos no solo ilegal, sino también inhumano.
Las consecuencias no se pueden medir en balances contables, sino en familias desamparadas, en las tristes escenas de niños que ven a sus padres sin trabajo, en hogares que, de un día para otro, quedaron a la deriva. Y ahora también, en vidas de compañeros que ya no están.
Le exigimos que asuma la responsabilidad que le corresponde, que tenga actitudes empáticas con quienes fuimos sus colaboradores y que cumpla con la ley.
Que responda no solo como empresaria, sino como ser humano. Porque el silencio y la indiferencia frente a este daño no hacen más que agravar la herida.
No buscamos lástima ni reclamamos conmiseración. Solicitamos justicia. Reclamamos respeto. Y exigimos que se garanticen nuestros derechos.
Nos despedimos de usted esperando respuestas ciertas y justas.
Firman: trabajadores despedidos