Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando hace mucho calor; como evitar las enfermedades que causa

Los próximos días serán de altas temperaturas y la sucesión de días de intenso calor afectan a nuestro cuerpo.
Frente a este fenómeno meteorológico es importante comprender las formas en que el calor daña el cuerpo humano y cómo prevenir las consecuencias, sostiene Kurt Shickman, director de iniciativas sobre calor extremo del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller, en Washington D.C.
Kurt Shickman advierte que el calor es extremadamente peligroso, y que el cambio climático hará que haya más zonas propensas a sufrir sus consecuencias.
Sostuvo que el calor no tarda mucho en dañar el cuerpo, por lo que reconocer los signos de una enfermedad por calor (y conocer las medidas que hay que tomar) puede salvar vidas.

1. El sarpullido por calor aparece en cuestión de horas en días húmedos
El sarpullido por calor consta de pequeñas ampollas parecidas a granos que salen cuando el sudor atrapado bajo la ropa ajustada no puede evaporarse y los poros se obstruyen. Suele aparecer en el pecho, el cuello y/o las axilas cuando la camisa aprieta, o alrededor de los pechos o la ingle si el sujetador, los pantalones cortos o la ropa interior aprietan.
El sarpullido por calor difiere de las quemaduras solares en que no es necesaria la exposición al sol, y las ampollas no suelen ser peligrosas.
En cuanto se detecten los sarpullidos, hay que trasladarse a un ambiente fresco y quitarse las prendas molestas. Colocar compresas frías sobre la piel puede acelerar la curación. La mayoría de los casos se resuelven en unas horas, pero si el enrojecimiento o el dolor persisten, o si aparece fiebre, la zona puede haberse infectado y requerir antibióticos.

2. Los calambres por calor se producen al realizar esfuerzos al aire libre
Los calambres por calor son espasmos dolorosos e involuntarios que se producen tras una actividad extenuante al aire libre. Son una señal temprana de que el cuerpo no está soportando bien el calor, dice Kristopher Paultre, médico especialista en medicina deportiva de la Universidad de Miami.
Los calambres se desencadenan cuando la sudoración intensa provoca la pérdida de electrolitos importantes; un descenso repentino de sodio, potasio y calcio puede desencadenar contracciones involuntarias. Los músculos más propensos a sufrir calambres son los que se activan durante la actividad de la persona. “Si se corre con calor, es más probable que se produzcan calambres en las piernas”, comenta Williams. Cada calambre dura varios minutos.
Para poner fin a los calambres (y asegurarse de que no se conviertan en enfermedades por calor más graves) es necesario detener el esfuerzo y trasladarse a un lugar fresco. El sodio perdido se recupera mejor comiendo alimentos salados como papas fritas, pero no tomando pastillas de sal, un antiguo remedio popular. Según el experto, estas pastillas llevan los líquidos al intestino y los alejan del sistema cardiovascular, ya de por sí sobrecargado por el calor.
Una hidratación adecuada puede prevenir los calambres por calor. Beber agua sola es suficiente si las actividades al aire libre están previstas para dos horas o menos, ya que el cuerpo autorregula los electrolitos durante ese tiempo (incluso captando los minerales secretados en el sudor y devolviéndolos a la sangre). Si el tiempo de actividad es mayor de dos horas, deben consumirse bebidas deportivas electrolíticas que contengan estos minerales.

3. El agotamiento por calor puede aparecer en cuestión de horas
El agotamiento por calor se produce cuando los esfuerzos del cuerpo por mantener su temperatura estándar de 37°C empiezan a flaquear. Durante un episodio de agotamiento por calor, la temperatura corporal puede llegar a los 39°C, y los síntomas son mucho más graves que los calambres musculares.
Algunos síntomas del agotamiento por calor se derivan del esfuerzo cada vez más frenético del organismo por bajar la temperatura: se intensifica la sudoración y disminuye la diuresis para acumular líquidos. Se produce fatiga intensa o incluso desmayos, para forzar el reposo.
“Si estás trabajando duro en un ambiente caluroso, estás generando mucho calor metabólico además del elevado calor ambiental. Si te quitas uno de los quemadores, tu cuerpo no va a estar tan caliente», explica Williams.
Además, los electrolitos se agotan cada vez más (provocando dolores de cabeza y vértigo) y la mayor temperatura corporal favorece las náuseas y la irritabilidad.
Para tratar el agotamiento por calor hay que trasladarse inmediatamente a un lugar fresco (idealmente con aire acondicionado), beber agua y bajar rápidamente la temperatura corporal dándose una ducha o un baño tibio o colocándose compresas de hielo en el torso.
Una vez recuperada la temperatura central, la mayoría de la gente no necesita atención médica. Las personas con enfermedades cardíacas, sin embargo, podrían acudir a urgencias para asegurarse de que no han sufrido daños, aconseja Williams.
Para 1 de cada 10 personas que lo sufren, ya sea porque continúan con su actividad física o porque las circunstancias les impiden aliviarse, su estado se convierte rápidamente en un golpe de calor, afirma el especialista.

4. El golpe de calor sigue inmediatamente al agotamiento por calor
El golpe de calor se produce cuando el cuerpo ya no puede controlar su temperatura corporal interna, que se eleva a 40 °C o más. La piel se pone roja y caliente al tacto, y cesa la sudoración. “Llegados a este punto, el cuerpo ha dejado de intentar enfriarse. Se ha rendido”, dice Paultre.
Esta afección es tan grave que puede matar hasta al 65 % de las personas que llegan a este estado. Los casos clásicos son una persona mayor sin aire acondicionado que muere tras días de calor y humedad incesantes, o un niño abandonado en un coche cerrado que perece en cuestión de minutos.
Los trabajadores al aire libre y los deportistas sufren un golpe de calor por esfuerzo. En este caso, un organismo obligado a elegir entre mantener el corazón y los músculos en funcionamiento o reducir la elevada temperatura corporal suele dar prioridad a lo primero.
La ola de calor europea del verano de 2022 fue letal para 61.000 personas, en su mayoría hombres jóvenes y mujeres mayores, según concluyeron los científicos.
Las altas temperaturas corporales afectan al sistema nervioso central, provocando delirios, convulsiones y, a menudo, pérdida de conciencia. Se forman coágulos en el sistema cardiovascular y la inflamación se extiende por todo el cuerpo, dañando los riñones, el corazón y otros órganos.
Una persona que sufre un golpe de calor es incapaz de ayudarse a sí misma. Solo sobrevive cuando los que están a su alrededor llaman a la emergencia, la alejan del calor y le rocían el cuerpo con hielo y/o agua fría. (Obligarles a beber no es aconsejable, aclara Williams, ya que los niveles de líquidos deben ser evaluados por profesionales).
Los que se recuperan suelen sufrir daños permanentes en los órganos.
“Alguien que sufre un golpe de calor pasará mucho tiempo en el hospital”, comenta el experto. Es más, es probable que su cuerpo tenga dificultades para regular la temperatura durante meses o más, lo que hace que las medidas de protección frente al calor futuro sean aún más importantes.

Estrategias generales para mantenerse a salvo
Las personas pueden protegerse del calor extremo con medidas como pasar al menos una parte de los días abrasadores en un entorno con aire acondicionado, permanecer a la sombra cuando estén al aire libre, evitar realizar esfuerzos (ya sea por trabajo o por deporte) en las horas más calurosas del día; y asegurarse una hidratación adecuada.